Yahia

Porque en el colegio de las monjas siempre me juraron que el Sáhara era un desierto, sino pensaría que fue una impresionante selva hasta que Yajia comenzó a andar.

Yajia en un pequeño joven saharaui de ocho años que, desde el pasado miércoles, vive su segundo verano en España, en Miajadas, en casa de su “madre” de acogida, Silvia.

Yahia todo lo toca, todo lo revuelve, todo lo prueba, aunque sea consciente de que no lo debe hacer, aunque sepa que eso esta mal, aunque tenga que escupirlo de forma inmediata.

El año pasado tardo apenas algo más de una semana en comenzar a hablar español, aunque después de un mes aún siguiera, cuando no le interesaba lo que le decías, “Yo no entender”.

Dice Silvia que es el niño más guapo de este mundo, no lo se, pero él lo utiliza, y cuando alguien le riñe él sonríe y enseña los dientes, iluminándosele la cara y haciendo inútiles los intentos de Silvia por reñirle.

Todo lo mira con unos grandes ojos, todo le asombra, todo le gusta a la vez que le disgusta. Todo lo quiere aprender.